Nuestras Historias

En Latinoamérica hay muchas historias por contar. Empresas, personas y organizaciones se comprometen con el manejo forestal sostenible de la mano del FSC, entendiendo la importancia de los bosques en nuestra vida y para mantener un equilibrio en nuestro planeta.

Queremos contar estas historias y acercar a todos, estos esfuerzos por hacer un uso adecuado de los bosques, respetándolos y cuidándolos para hoy y para el futuro.  Para tener Bosques Para Todos Para Siempre.

Selva misionera 1

Conservar los ecosistemas de Ecuador: una mirada al Manejo Forestal Sostenible en Plantaciones Forestales

Noviembre 2023

Miranda Mars, en colaboración con FSC Latinoamérica y CEFOVE - FSC Ecuador.

 

En el mundo actual, en el que las preocupaciones medioambientales son cada vez más críticas, las prácticas sostenibles han surgido como una fuente de esperanza para el futuro de nuestro planeta. El Forest Stewardship Council (FSC) destaca como líder mundial en el fomento del manejo forestal sostenible y establece las normas que garantizan que los bosques se gestionan de forma respetuosa con el medio ambiente, socialmente beneficiosa y económicamente viable. En esta historia, se explora el papel crucial que desempeña el manejo forestal sostenible en la preservación y protección de ecosistemas de la zona del Cotopaxi, en Ecuador.

Aglomerados Cotopaxi es una empresa de la industria forestal que nos muestra un ejemplo inspirador de gestión ambiental. Esta empresa, con 45 años de fundada, siempre ha trabajado en pro de la sostenibilidad ambiental y, junto con la certificación FSC, sus prácticas sostenibles ya existentes se han profundizado y mejorado. Ellos muestran su compromiso con la protección de los principales ecosistemas que se extienden dentro y alrededor de sus plantaciones forestales, y se aseguran de que el delicado equilibrio de sus bosques permanezca intacto. Además, comprenden la importancia de preservar la biodiversidad, permitiendo que prosperen las especies de plantas y animales que llaman hogar a estos ecosistemas que representan un paraíso de belleza natural y gran riqueza. Por otro lado, colabora activamente con las comunidades locales, forjando alianzas significativas que nutren tanto el medio ambiente como los medios de subsistencia de las poblaciones que lo habitan.

© Aglomerados Cotopaxi

A los pies de un majestuoso volcán

La zona del Cotopaxi, en Ecuador, es famosa por sus impresionantes paisajes y sus diversos ecosistemas; con su majestuoso volcán Cotopaxi y las frondosas plantaciones forestales, esta región ofrece una atractiva mezcla de maravillas de la naturaleza. Los bosques del Cotopaxi no sólo son visualmente bellos, sino que también albergan una gran variedad de especies vegetales y animales. Estos bosques actúan también como sumideros de carbono, desempeñando un papel crucial en la mitigación del cambio climático. Además, encierran un gran valor, debido a que constituyen una fuente de recursos y medios de subsistencia para las comunidades locales. En esta zona se encuentra una maravilla natural conocida como el "Páramo", un ecosistema único situado a una gran altitud y caracterizado por su clima frío, flora única y una capacidad crucial para la retención de agua. El ecosistema del Páramo desempeña un papel vital en la biodiversidad y los recursos hídricos de Ecuador ya que actúa como una esponja natural, capturando y almacenando el agua de lluvia, que poco a poco libera en ríos y arroyos, asegurando un suministro constante de agua para las comunidades situadas en las zonas bajas. El Páramo alberga numerosas especies únicas de plantas y animales que se han adaptado a las condiciones extremas, lo que lo convierte en un núcleo de diversidad biológica, motivo por el cual, resulta imprescindible preservar y proteger este frágil ecosistema para garantizar el bienestar de la naturaleza y de las personas.

© Aglomerados Cotopaxi

Aglomerados Cotopaxi, una de las empresas líderes en productos forestales de Ecuador, reconoce la importancia de estos ecosistemas y se ha comprometido a garantizar su sostenibilidad, por lo que ha adoptado los principios de la gestión forestal sostenible para guiar sus operaciones. En 2011 obtuvieron la certificación FSC por el buen manejo de sus bosques, lo que evidencia su apuesta por un abastecimiento responsable y sostenible. Esto implica el cumplimiento de rigurosos estándares de gestión forestal que abarcan aspectos sociales, ambientales y económicos. Bajo las directrices del FSC, la empresa implementa prácticas que promueven la reforestación, la conservación de la biodiversidad y la protección de los recursos hídricos en la zona del Cotopaxi. En cada planta, animal y ecosistema hay historias de adaptación y resiliencia. La biodiversidad que coexiste en las plantaciones de la empresa es un signo constante de equilibrio y armonía . Esto es un recordatorio de la belleza natural de nuestro entorno, que nos invita a conocer, apreciar, aprender y contribuir a su permanencia.

Cuidando tanto a la gente como al ambiente

Aglomerados Cotopaxi reconoce la importancia de comprometerse y colaborar con las comunidades locales, llevando a cabo proyectos de desarrollo sostenible con las comunidades cercanas a las zonas forestales e industriales. Por ejemplo, proporcionan atención sanitaria preventiva a niños en edad escolar, cubriendo áreas a las que el Estado no tiene alcance, como la salud visual y bucodental. También tienen programas de educación y mejora de infraestructuras, y suministran activamente productos como tableros de partículas y MDF. En su programa de desarrollo económico, involucran a pequeños productores, animándolos a recolectar productos forestales no maderables, como hongos y plantas medicinales. Además, la empresa ha organizado un programa con mujeres de la localidad llamado la "Tallería", que aprovecha las sobras de la producción de tableros de partículas y MDF para fabricar bio-joyería.

La comunidad se integra activamente en los procesos de toma de decisiones, respetando sus conocimientos y fomentando medios de vida sostenibles. Paúl Maldonado, antropólogo y responsable de la gestión social y corporativa de Aglomerados Cotopaxi, destaca la gran importancia de establecer relaciones con las comunidades cercanas. Durante los últimos 13 años, Paúl ha contribuido a aplicar con éxito herramientas de gestión social en el marco de la gestión forestal, propiciando cambios sociales y económicos en la zona. Para ello ha sido crucial la colaboración, el diálogo y la comprensión de las perspectivas y necesidades de la población local.

"Si no se conoce a la gente, resulta imposible estructurar planes de trabajo en el bosque. El enfoque en la caracterización socioeconómica de la zona y la importancia de mantener un diálogo fluido sirvió de puente entre ambas partes. El mayor logro que conseguimos es la ausencia actual de conflictos con las comunidades. Hemos desarrollado relaciones estrechas con la gente y celebramos juntos los hitos importantes. Nos hemos hecho amigos, anfitriones de festivales y padrinos de los hijos de los miembros de la comunidad".

El bosque es un proveedor generoso. En esta zona se dan hongos, hierbas medicinales y leña para calentar los hogares de las comunidades vecinas. La enorme extensión de vegetación también ofrece pastos y asegura un suministro continuo de agua, que constituye un recurso de gran valor. Con el fin de aprovechar el potencial de los productos forestales no maderables, la comunidad se organizó dedicando tiempo a la exploración del bosque y a la recolección de los productos, sin descuidar la ganadería que es su principal actividad en la zona. Balanceando ambas actividades, coordinaron sus esfuerzos, adentrándose en el bosque en búsqueda de los hongos naturales de mejor calidad y sabor. Para su comercialización, han adoptado estrategias que les permiten una mejor conservación del producto. Alrededor de 30 mil kilogramos de hongos frescos son recolectados al año y la comunidad los deshidrata, al igual que  las hierbas medicinales, con ayuda de un horno especial. Gracias a este proceso, pueden  extender la vida útil de los productos y hacerlos accesibles a un mercado más amplio.

© Aglomerados Cotopaxi
© FSC Latinoamérica_María Pía Rázuri

El ingenio de la comunidad no se detiene ahí. Al aprovechar la generosa oferta del bosque, descubrieron no sólo una fuente alternativa de ingresos, sino también un medio de mantener la unidad y la cohesión de su comunidad. Para ello se asociaron con empresas locales, creando una mezcla armoniosa de recursos forestales y actividades productivas. Para estas comunidades, el bosque es una parte esencial de sus vidas. Sus productos se convirtieron en un símbolo de prácticas sostenibles y conciencia medioambiental. El éxito de este ejemplo sirve de inspiración a las comunidades vecinas, animándolas a adoptar iniciativas similares. Y así, el bosque continúa abasteciendo a los habitantes de estas comunidades y de otras, alimentando sus sueños, sus medios de vida y el vínculo que los une.

Uniendo ciencia, educación y conservación para las futuras generaciones

Aglomerados Cotopaxi mantiene un profundo compromiso con el desarrollo de los futuros profesionales. La empresa se enorgullece de compartir valiosos conocimientos y crear experiencias inolvidables para cada visitante. Con una calurosa bienvenida reciben a los visitantes a las plantaciones y los embarcan en un viaje inolvidable. Durante una visita, los participantes tendrán la oportunidad de sumergirse en la cautivadora Experiencia Forestal, donde serán guiados por expertos en un recorrido que comienza en el vivero, lugar donde se inicia la magia de la vida de los nuevos árboles. Ahí podrán ser testigos del cuidado y la atención que se presta a las plantas jóvenes, lo que les permitirá apreciar mejor el crecimiento sostenible del bosque. El recorrido luego conducirá al huerto de clonación, donde se muestra el compromiso y la relación de la excelencia y la innovación en las prácticas forestales. Este paseo muestra la belleza y la importancia de sus zonas protegidas, demostrando así su dedicación a la conservación y mostrando a los participantes la floreciente biodiversidad y el papel crucial que esta tiene en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas. Además, los visitantes son bienvenidos al Bike Park de Aglomerados Cotopaxi, un espacio para actividades deportivas como ciclismo de montaña o senderismo, que les permite disfrutar de la aventura y de la naturaleza dentro del Patrimonio Forestal.

© Aglomerados Cotopaxi

La empresa forestal ecuatoriana desea que las generaciones futuras tengan la oportunidad de visitar los bosques de la zona del Cotopaxi y sean testigos de la gestión responsable del entorno a través de programas de silvicultura sostenible. El mantenimiento de una conexión con el público a lo largo del tiempo es crucial, ya que permite a las empresas mostrar los impactos positivos de las plantaciones forestales y su compromiso con el bienestar del país.

Isabel Arteta, coordinadora de sostenibilidad y comunicación, destacó la importancia de adoptar una perspectiva a largo plazo y reconocer el valor social inherente a sus iniciativas.

"Reconocemos la importancia de cuantificar y comunicar los beneficios adicionales que nuestras actividades han aportado a la zona. Al atribuir un valor tangible a estos beneficios, como la mejora de los medios de subsistencia, pretendemos mostrar el impacto positivo de las prácticas de gestión forestal sostenible a lo largo del tiempo. Siempre tratamos de involucrar a las personas en nuestra causa, fomentando la claridad, la sensibilización y la colaboración para garantizar la utilización responsable de los bosques. Al compartir de forma transparente nuestras prácticas, pretendemos educar al público y fomentar una mayor comprensión de la importancia de la gestión forestal sostenible".

La empresa aprovecha su riqueza de datos y su experiencia científica para contribuir activamente a los esfuerzos nacionales de investigación, colaborando con universidades y compartiendo valiosos conocimientos. Así, al dar prioridad a la educación y la divulgación de conocimientos, empoderan a la sociedad y contribuyen a forjar un futuro mejor para los bosques.

Los ojos puestos en el futuro

Muchas veces existe la creencia de que las prácticas que priorizan la conservación del medio ambiente no van de la mano con el crecimiento económico. Aglomerados Cotopaxi demuestra lo contrario. Gracias a su gestión, las prácticas sostenibles adoptadas son también económicamente viables. A través de la gestión forestal sostenible FSC, la empresa mantiene un suministro continuo de productos forestales al tiempo que salvaguarda a largo plazo la salud  del ecosistema de la zona de Cotopaxi.

María Gallardo, jefa de Investigación Forestal, explicó con gran entusiasmo la importancia de cada servicio ecosistémico y su impacto positivo en el medio ambiente.

"Desde el secuestro de carbono hasta la conservación de la biodiversidad, los servicios hídricos y un suelo sano; nuestras plantaciones proporcionan muchos beneficios. Estos beneficios reflejan nuestra dedicación a la sostenibilidad y sirven de testimonio de los valores que defendemos. Nuestros productos reflejan nuestro compromiso con el medio ambiente. Nos enorgullece mostrar nuestro trabajo y defender la sostenibilidad en nuestro sector. En el futuro, seguiremos esforzándonos sin descanso por promover una relación armoniosa entre el crecimiento económico y la preservación del medio ambiente."

© Aglomerados Cotopaxi

En línea con esto, Aglomerados Cotopaxi está buscando activamente formas de verificar los servicios ecosistémicos que proporcionan sus plantaciones, siguiendo el Procedimiento de Verificación de Servicios Ecosistémicos del FSC, colaborando estrechamente con FSC Ecuador, en este esfuerzo. Karla Salvador, Coordinadora Nacional de FSC Ecuador ha expresado el orgullo de trabajar mano a mano con la empresa y espera con entusiasmo el día en que puedan celebrar este logro de la empresa como la primera del país en obtener la verificación FSC de Servicios Ecosistémicos.

La dedicación de Aglomerados Cotopaxi a las prácticas sostenibles sirve de ejemplo y destaca la importancia de dar prioridad al bienestar de los ecosistemas más valiosos de nuestro planeta. Sus inspiradores esfuerzos demuestran que el crecimiento económico y la sostenibilidad medioambiental y social no se excluyen mutuamente, sino que pueden coexistir en armonía. 

Esta es una historia de compromiso que nos llena de inspiración y nos demuestra que  tenemos las herramientas para conseguir un mundo en el que los bosques prosperen, los ecosistemas florezcan y nuestro planeta siga siendo un santuario para todos los seres vivos.

Juntos elegimos Bosques Para Todos Para Siempre.

Fortaleciendo comunidades indígenas: bosques comunitarios en Perú y la gestión forestal sostenible

Diciembre 2023

Miranda Mars, en colaboración con FSC Latinoamérica y FSC Perú

 

A nivel mundial, FSC® ha colaborado activamente con comunidades locales para promover prácticas de gestión forestal sostenible. La sabiduría de las comunidades indígenas en la protección de sus bosques es una fuente invaluable de inspiración para todos nosotros. Su profunda conexión con la naturaleza, su comprensión de los delicados ecosistemas y su conocimiento tradicional son luces y guías en el viaje de ser guardianes del bosque.

Reconociendo la importancia y riqueza de los recursos forestales de Perú y la necesidad de su conservación, la oficina local de FSC ha venido trabajando estrechamente con comunidades indígenas y pequeños productores en todo el país, a través de iniciativas de fortalecimiento de capacidades, apoyo técnico y orientación sobre la gestión forestal responsable; implementando en colaboración con ellos, prácticas sostenibles que equilibren el impacto ambiental, social y económico.

En esta historia, nos sumergimos en los inspiradores viajes a comunidades indígenas en dos regiones de Perú. Visitamos 5 Comunidades Shipibo de Ucayali y la Comunidad Nativa Belgica en Madre de Dios. Estas comunidades están dedicadas a prácticas forestales sostenibles, priorizando la protección de sus tierras ancestrales para las generaciones futuras. Al celebrar sus esfuerzos en la conservación forestal, recordamos que las prácticas sostenibles y la gestión forestal responsable son clave para un futuro próspero tanto para la naturaleza como para la humanidad.

 

Comunidades Indígenas Shipibo

Cuidando la Amazonía

Para esta historia nos adentramos en lo más profundo de la selva amazónica. Un viaje en bote de tres horas por el río desde Pucallpa en Ucayali nos lleva a Callería. Esta zona fue una vez víctima de una explotación descontrolada. En la década de 1990, madereros informales infiltraron sus tierras, devastando 500 hectáreas del bosque de la comunidad, que abarca un total de 4000 hectáreas. La comunidad de Callería cuenta con un paisaje diverso, que incluye áreas específicas para la expansión urbana, la agricultura, la caza y la preservación forestal. Hogar de aproximadamente 50 familias del grupo étnico Shipibo-Conibo, esta comunidad valora su idioma único mientras también adopta el español como un medio común de comunicación. La cosecha de madera, la pesca y la venta de artesanías constituyen el pilar de sus actividades económicas.

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© FSC Perú

En el corazón de Callería yace una conexión profunda con el bosque, como comparte Diana Mori, miembro del pueblo Shipibo-Conibo. "Uno de los recuerdos más valorados que tengo sobre el bosque es durante el mes de agosto cuando llegan millones de especies de aves. Es un tiempo de alegría y emoción para nuestra comunidad. Las madres preparan cestas y, junto con nuestros padres, nos aventuramos en el bosque para recolectar huevos. La abundancia estos nos permite recoger lo justo para el día, garantizando su frescura. Además, regresamos con peces recién capturados, que tienen un sabor único, diferente a cualquier pescado comprado en la ciudad. Este momento de compartir y disfrutar del pescado fresco de los ríos en nuestros bosques captura nuestra mayor alegría como pueblo Shipibo: la esencia de nuestra felicidad radica en estas experiencias comunitarias".

Callería 2
© FSC Internacional

Diana sonríe al compartir estos recuerdos, mientras continúa explicando más sobre su conexión y la de la comunidad con el bosque: "El universo y el ecosistema son un ente vivo. Nos interrelacionamos, cuidándonos y protegiéndonos mutuamente. Nuestra conexión se extiende a la tierra, el agua, el cosmos y los seres bióticos y abióticos. Es tan fuerte (la conexión) con nuestros recursos que nos permite comunicarnos con la naturaleza y convivir en armonía con todos los seres vivos."

Diana cree que cada individuo nace con una misión, y la suya es salvaguardar los recursos que sustentan a las comunidades, para las generaciones futuras.

Más adelante, nos explicará más sobre los recursos importantes que brinda el bosque y cómo estos empoderan a la comunidad. Pero primero, nos sumergiremos en la gestión forestal sostenible y la certificación FSC.

Certificación FSC Comunitaria

Hace más de 10 años, reconociendo la necesidad urgente de proteger el bosque en Callería, la Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral (AIDER) intervino. Empoderadas con conocimiento y determinación, las comunidades de esta región se unieron para proteger y restaurar su bosque. Después de cinco años de dedicación y arduo trabajo, en 2011 lograron un hito significativo: la distinción de convertirse en la primera concesión comunitaria en obtener la certificación FSC para la gestión forestal sostenible. Este logro fortaleció aún más su relación con el bosque; y su compromiso de aprender y mejorar sus prácticas continúa beneficiando tanto a la comunidad como al invaluable ecosistema que protegen.

Pio Santiago, que trabaja para AIDER, se enorgullece enormemente de estos logros: "Fueron la primera comunidad en Perú en obtener la certificación forestal. Esto planteó un desafío importante con impactos económicos, sociales y ambientales significativos. La gestión de sus bosques ha desempeñado un papel crucial para incentivar a estas comunidades, empoderándolas para proteger sus recursos y beneficiarse de prácticas sostenibles. Estamos aquí para asegurar que los bosques de Callería perduren, para que los niños puedan heredar un patrimonio rico y continúen conviviendo armoniosamente con la naturaleza."

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© FSC Internacional

La certificación FSC ha permitido a las comunidades de esta región evaluar sus recursos y generar oportunidades económicas mientras garantizan la sostenibilidad. Su riqueza en recursos maderables les permite construir casas y aprovechar el potencial económico del bosque. El bosque también ayuda a mantener su identidad y presenta oportunidades dentro de la comunidad, ya que los recursos aseguran su forma de vida sostenible. Diana explica: "En nuestra búsqueda de un futuro mejor para nuestros hijos, nietos y las generaciones futuras, nos centramos en el potencial de nuestros recursos naturales. Poseemos una variedad de recursos valiosos, incluyendo arcillas, semillas, cortezas, plantas medicinales y terapéuticas. Estos recursos nos brindan oportunidades para mejorar y construir nuevos modelos, arraigados en nuestra perspectiva de desarrollo desde el bosque. Nuestra resistencia como comunidad se ve alentada por nuestro compromiso de preservar la vida y mantener nuestra cultura, ya que reconocemos nuestra responsabilidad social de resguardar y cuidar el medio ambiente. El bosque no es solo un proveedor de recursos, sino también una fuente que nos ayuda a mantener nuestra identidad y garantiza medios de vida sostenibles dentro de nuestra comunidad".

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© FSC Internacional

Una mirada al mañana

Mirando hacia el futuro, Diana y su comunidad imaginan museos y talleres donde los estudiantes puedan aprender sobre los aspectos botánicos, biológicos y químicos del bosque. Desean establecer restaurantes y sitios de visita que promuevan las visitas comunitarias, asegurando su forma de vida sostenible. La educación, especialmente la mejora de las escuelas para los niños, desempeña un papel crucial en la preservación de roles y costumbres tradicionales. Compartiendo conocimientos y experiencias, se fomentará la participación juvenil y el desarrollo dentro de la comunidad.

Diana también menciona los desafíos enfrentados por las comunidades indígenas en la Amazonía peruana. Problemas como el cambio climático y la contaminación representan amenazas para las comunidades, incluido el acceso a agua limpia y la posible contaminación de su entorno. Diana aboga por la sinergia y la colaboración entre comunidades indígenas, científicos y académicos. Destaca la necesidad de esfuerzos conjuntos para preservar los recursos naturales y compartir conocimientos. Además, enfatiza la importancia de la participación comunitaria, especialmente la inclusión de las mujeres, en los procesos de toma de decisiones. Diana cree en el poder de la educación, tanto en términos de conciencia ambiental como en la necesidad de gestiones integrales que se centren en la protección de los bosques y las comunidades.

Con sueños de educación, preservación y continuidad cultural, las comunidades Shipibo invitan al mundo a aprender de su sabiduría y unirse en la protección de los regalos sagrados de la naturaleza. Los guardianes del bosque en Callería demuestran que a través de una gestión forestal reflexiva, se puede lograr el desarrollo económico al tiempo que se preserva la invaluable Selva Amazónica para las generaciones venideras.

 

Comunidad Nativa Bélgica

El viaje sostenible de Nativa Bélgica

Otra historia de éxito en la Amazonía peruana proviene de la Comunidad Nativa Bélgica, ubicada en el departamento de Madre de Dios, provincia de Tahuamanu, en el distrito de Iñapari;  en la frontera entre Perú y Brasil, en la margen derecha del río Acre. Esta área destaca por la presencia de bosques imponentes y diversificados, su naturaleza forestal, los productos que el bosque proporciona y la expresión de la fauna característica que convierten a la comunidad en un entorno de deleite natural y escenario cultural interesante.

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© FSC International_María Pía Rázuri

La comunidad Nativa Bélgica es una comunidad del grupo Yine de la cultura amazónica peruana, y la presencia de su bosque y sus paisajes la convierten en un lugar especial para aprender sobre la riqueza biológica.

Antonio López Cuchitineli, un residente de 52 años, reflexiona sobre los cambios significativos que su comunidad ha experimentado a lo largo de los años y nos habla sobre cómo su enfoque hacia la gestión forestal ha crecido con el tiempo. En un pasado no tan lejano, su comunidad enfrentó varios desafíos. Sin una infraestructura adecuada, la falta de carreteras hacía que la vida diaria fuera una lucha. El acceso a necesidades básicas como medicinas era limitado, y se requerían largos viajes en motocicleta a pueblos vecinos. La atención médica y la educación eran escasas, y la ausencia de oportunidades para el crecimiento económico complicaba aún más su situación.

"El punto de inflexión de mi comunidad llegó cuando nos dimos cuenta de la importancia de asegurar nuestros derechos sobre la tierra para un futuro sostenible. Juntos, superamos desafíos, obtuvimos reconocimiento y adoptamos la cosecha de madera responsable, prosperando al mismo tiempo que resguardamos nuestro preciado bosque". En 2011, la comunidad comenzó con la gestión forestal sostenible.

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© FSC International_María Pía Rázuri

El beneficio del manejo sostenible

El bosque proporciona recursos vitales para la comunidad donde actualmente viven 41 familias. La venta de madera sirve como una fuente significativa de ingresos. Esto es una alternativa importante en comparación con el pasado, cuando la comunidad se dedicaba a la extracción de caucho para la producción de látex utilizado en la fabricación de neumáticos.

Al obtener la certificación FSC y emplear ingenieros profesionales para guiar sus esfuerzos, la comunidad incursionó en la venta de maderas duras como la caoba. Prácticas sostenibles aseguraron que pudieran beneficiarse de sus recursos mientras preservaban el bosque.

Con los ingresos de las ventas de madera, los miembros de la comunidad invirtieron en su futuro. Enrique Pacheco, un dedicado ingeniero forestal en Madre de Dios que trabaja con la comunidad, enfatiza la importancia de su asociación con el Forest Stewardship Council (FSC). "Con las pautas del FSC como brújula, dirigimos nuestro viaje hacia la preservación ecológica y la utilización responsable de los recursos. El compromiso con las prácticas certificadas por el FSC asegura que protegemos estos bosques importantes y cumplimos con las regulaciones nacionales".

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© FSC International_María Pía Rázuri

Monitoreo coordinado

Fabio Aspajo González es un miembro dedicado del comité forestal de la comunidad. Explica su papel vital en preservar el bosque que rodea su remota comunidad. El comité monitorea diligentemente las actividades de tala, garantizando un impacto ambiental mínimo. Con normas de tala dirigidas, han visto mejoras significativas en la gestión forestal. Fabio enfatiza la necesidad de resguardar el bosque para las generaciones futuras, alentando a otros a apoyar su causa y presenciar las maravillas de este santuario para la vida silvestre: "El bosque no es solo para nosotros; también es para las generaciones futuras. Debemos protegerlo para que nuestros hijos y nietos puedan beneficiarse de su belleza y recursos. Entrando en el bosque con nosotros, las personas pueden presenciar de primera mano cómo trabajamos hacia la conservación. Animo a otros a apoyar nuestra causa y convertirse en custodios de este tesoro natural".

La promoción de la certificación FSC en concesiones forestales madereras ha mejorado significativamente su competitividad al esforzarse por alcanzar estándares de sostenibilidad más altos y proteger la vida silvestre y los ecosistemas. Como resultado, la región de Madre de Dios ha surgido como líder, con más de 600,000 hectáreas de bosques certificados por FSC. Dentro de este bosque, la comunidad ha implementado dos planes de manejo. El primer plan se centra en un ciclo de tala de 20 años, permitiendo la cosecha sostenible de madera. Este logro muestra los esfuerzos colaborativos del sector privado, la sociedad civil y las autoridades para resguardar la biodiversidad y mejorar el bienestar de las comunidades locales.

Uno de los aspectos clave de la gestión forestal es crear conciencia dentro de la comunidad. Enrique Pacheco menciona que las prácticas sostenibles de gestión forestal no solo han protegido el bosque, sino que también han mejorado la calidad de vida de las comunidades locales, asegurando la preservación de su patrimonio cultural. El éxito de estas actividades destaca la importancia de los esfuerzos colaborativos y la integración de consideraciones sociales, ambientales y económicas para lograr la sostenibilidad a largo plazo. Antonio enfatiza que: "La educación se convirtió en una prioridad para nosotros, y nuestros hijos ahora tienen acceso a escuelas y oportunidades que eran escasas en el pasado. Las mejoras en las condiciones económicas nos permitieron construir mejores hogares, cultivar fincas y criar ganado, lo que llevó a una mejor calidad de vida en general".

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© FSC Perú

Los ojos de Enrique se iluminan cuando habla de su conexión con el bosque y cómo sostiene su forma de vida. La población de la comunidad puede ser pequeña, pero sus corazones y espíritus son enormes, en armonía con la naturaleza. También nos habla sobre la relación de la comunidad con la vida silvestre. Respetan a las criaturas que deambulan por su territorio, y el esquivo Otorongo (Jaguar) es uno de los majestuosos animales que Enrique observa durante sus frecuentes excursiones por el bosque. Reconoce que las tradiciones de sus ancestros incluían la caza, pero hoy priorizan prácticas sostenibles. La comunidad entiende que preservar el equilibrio entre los humanos y la vida silvestre es vital para la prosperidad a largo plazo de su hogar.

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© FSC Perú

Aunque abrazan la modernidad y el cambio, los miembros de la comunidad expresan preocupaciones sobre la pérdida de conocimientos tradicionales dentro de la comunidad. En el pasado, sus ancestros confiaban en remedios naturales para las enfermedades y tenían un profundo conocimiento del ecosistema del bosque. Antonio teme que las generaciones más jóvenes quizás no comprendan completamente el valor de estas prácticas tradicionales e insta a esforzarse para preservar esta sabiduría. A pesar de los desafíos del pasado, siguen siendo optimistas sobre el futuro. Tienen planes para proyectos de reforestación y prácticas agrícolas sostenibles. La comunidad también está explorando formas de participar en otros sectores como la piscicultura y el ecoturismo, buscando lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y la preservación ecológica.

Lenicia es una joven quien, junto con otras mujeres de la comunidad, trabajan un increíble arte haciendo uso de semillas de la zona. Este trabajo de intrincados diseños requiere paciencia y dedicación. Los artesanos no solo son creadores de hermosas artesanías, sino también apasionados por preservar el patrimonio de su comunidad. La dedicación a su oficio y el deseo de transmitir sus conocimientos a las generaciones futuras muestran la profundidad de su amor por su cultura.

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© FSC Perú

A través de su dedicación y colaboración con organizaciones como FSC, la Comunidad Nativa Bélgica ha transformado su paisaje, una vez desafiante, en un bosque próspero. Al avanzar por el camino del progreso mientras resguardan sus tradiciones, nos recuerdan el delicado equilibrio entre la humanidad y la naturaleza. Al abrazar la sabiduría ancestral e integrar prácticas modernas, la comunidad visualiza un futuro donde el bosque continúe floreciendo, proporcionando para sus familias y dando la bienvenida a visitantes.

 

Estas historias nos ayudan a presenciar el poder de las comunidades indígenas para gestionar eficazmente sus bosques y al mismo tiempo crear oportunidades económicas sostenibles. Sus experiencias resaltan el papel invaluable del conocimiento tradicional, la importancia de las conexiones ancestrales y el impacto positivo de la certificación FSC en el mantenimiento de estándares ambientales y sociales. Al amplificar estas historias de éxito, esperamos inspirar una mayor colaboración, reconocimiento y apoyo a iniciativas de conservación forestal lideradas por comunidades indígenas en todo el mundo.

Uno de los objetivos clave del trabajo de FSC es ayudar a las comunidades locales a obtener la certificación FSC para sus operaciones forestales. Al guiar a las comunidades a través del proceso de certificación y proporcionar apoyo continuo, FSC las ha ayudado a mejorar sus oportunidades en el mercado y aumentar el valor de sus recursos forestales. Sin embargo, la participación de FSC con las comunidades locales en Perú va más allá de la certificación. Reconocemos la importancia de garantizar que las comunidades se beneficien directamente de sus recursos forestales. FSC facilita el desarrollo de iniciativas de valor agregado y colabora con organizaciones locales que brindan asistencia, por ejemplo, en empresas basadas en la comunidad, que permiten a las comunidades obtener beneficios económicos de productos maderables y no maderables cosechados de manera sostenible. Este enfoque no solo respalda los medios de vida locales, sino que también fomenta la administración a largo plazo de los bosques por parte de las comunidades que dependen de estos recursos.

La importancia de la producción sostenible de Caucho en Colombia

Junio de 2024, Miranda Mars en colaboración con FSC América Latina y FSC Colombia

El caucho natural es más que un componente esencial de productos cotidianos; es un símbolo de nuestra dependencia de los regalos de la naturaleza. Desde neumáticos y zapatos hasta equipo médico, la presencia del caucho en la vida moderna es innegable. Derivado del látex del árbol Hevea Brasiliensis, el caucho sirve como materia prima crucial en diversas industrias en todo el mundo. Su prevalencia subraya su importancia, mientras que su naturaleza renovable enfatiza aún más su papel en el apoyo a prácticas sostenibles de manejo forestal.

Caucho 1
© CENICAUCHO

Sin embargo, la demanda mundial de caucho plantea preocupaciones significativas sobre su impacto ambiental y la sostenibilidad de su producción. Con el creciente conocimiento de los problemas ambientales, la búsqueda de alternativas sostenibles se ha vuelto primordial. El caucho presenta una oportunidad única debido a su naturaleza renovable y su potencial para apoyar prácticas sostenibles de manejo forestal. El cultivo de árboles de caucho no solo proporciona una fuente renovable de este insumo, sino que también contribuye a la conservación forestal, mitigando la deforestación y preservando la biodiversidad.

La certificación del Forest Stewardship Council (FSC) juega un papel crucial en la promoción del manejo forestal responsable y garantiza la sostenibilidad de la producción de caucho; asegurando que los productos de caucho provengan de bosques gestionados de acuerdo con rigurosos estándares sociales, ambientales y económicos, promoviendo la transparencia, la responsabilidad y las mejores prácticas en toda la cadena de suministro.

Prácticas sostenibles del caucho en acción

Colombia es un actor clave en la industria sostenible del caucho, con un énfasis creciente en la certificación y las cadenas de suministro responsables. La Corporación Centro Colombiano de Investigación del Caucho (CENICAUCHO) ha desempeñado un papel fundamental en la participación de pequeños productores de caucho natural, asociaciones comunitarias, empresas y organizaciones cooperativas. CENICAUCHO es una entidad científica y técnica sin ánimo de lucro, dedicada con pasión a generar, adaptar y transferir conocimientos para impulsar un cambio técnico significativo en el cultivo del caucho natural y sus beneficios agroindustriales. Los esfuerzos de colaboración con el FSC han dado lugar a logros significativos, como el apoyo a 85 productores de caucho natural de dos regiones para obtener la certificación de Productos Forestales No Madereros (PFNM).

Caucho 2 Trabajadores
© CENICAUCHO

CENICAUCHO está dirigido por Fernando García, un dedicado silvicultor cuya trayectoria personifica su compromiso con la sostenibilidad. Junto con Fernando, reflexionamos sobre los retos y los triunfos de gestionar las plantaciones de caucho de forma sostenible, navegar por los marcos normativos y abordar las disparidades socioeconómicas con resiliencia e innovación. "Queremos que el negocio del caucho sea respetuoso. No se trata sólo de producir caucho; se trata de producirlo de forma sostenible, garantizando que cada paso del proceso sea responsable desde el punto de vista medioambiental y social. Al implicarnos en esta cadena, nos aseguramos de que todos salgan beneficiados. Se trata de reconocer que todos formamos parte de un rompecabezas mayor, en el que cada pieza desempeña un papel crucial para alcanzar nuestros objetivos comunes", indica García.

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© CENICAUCHO

En esencia, la historia de CENICAUCHO encarna la relación entre industria y conservación, en la que las prácticas responsables y el compromiso con la comunidad van de la mano para lograr un futuro más brillante y sostenible. Gracias a su dedicación al cumplimiento de las normas de FSC y al fomento de la responsabilidad social y medioambiental, esta organización es un buen ejemplo para el futuro de la producción de caucho en Colombia y en otras partes del mundo. Fernando comparte su optimismo de cara al futuro, expresando su entusiasmo por explorar nuevas oportunidades e impulsar un cambio positivo en la industria.

"Hoy en día, la sostenibilidad no es sólo una palabra; es la propia actividad empresarial. Hemos pasado de limitarnos a hablar de sostenibilidad a integrarla en todos los aspectos de nuestras operaciones. Se trata de contar la historia del caucho desde su origen hasta el producto final. Necesitamos muchas más de estas historias, que pongan en relieve nuestro compromiso con el respeto al medio ambiente, el apoyo a las comunidades locales y el fomento de prácticas éticas en toda la cadena de suministro”, finaliza.

Generaciones de caucheros

Robert García, una segunda generación de caucheros de Colombia, lleva trabajando con este insumo natural desde que era joven. Robert produce caucho para CENICAUCHO y trabaja en la Confederación Cauchera Colombiana, apoyando diversos procesos relacionados con el cultivo, la transformación y la industrialización del material. La Confederación Cauchera trabaja con diversos profesionales de la cadena de valor que aportan garantías de calidad, capacidad de innovación, eficiencia, gestión, y la construcción de un trabajo sólido. Un esfuerzo esencial para el éxito y el progreso continuo en este sector crucial para la industria del caucho.

"Mi familia ha estado involucrada en la industria del caucho durante generaciones, convirtiéndola en nuestra principal fuente de ingresos. Como empecé a trabajar con el caucho a una edad temprana, siento una profunda conexión con el sector y me apasionan las prácticas sostenibles." Subraya la importancia de que la producción sea respetuosa con el medio ambiente y vela activamente por que sus productos cumplan las normas establecidas por el FSC para su certificación.

Con sus esfuerzos, Robert no sólo contribuye al crecimiento económico de su familia y su comunidad, sino que también protege el medio ambiente y promueve prácticas sostenibles dentro de la industria del caucho. Su dedicación a la industria y su compromiso con la certificación FSC ponen de relieve su papel como cauchero responsable que trabaja por un futuro más sostenible.

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© CENICAUCHO

“Nos enorgullece formar parte del viaje de Colombia hacia la producción sostenible de caucho. A través de esfuerzos de colaboración con organizaciones como CENICAUCHO y productores dedicados, estamos dando pasos significativos en la promoción del manejo forestal responsable y asegurando la sostenibilidad de la producción de caucho. Juntos, estamos construyendo un futuro en el que se valoren los bosques, prosperen las comunidades y florezca la biodiversidad”, comenta  Daniel Bedoya, representante Nacional de FSC Colombia.

El caucho natural es una opción respetuosa con el medio ambiente, pero sólo si se obtiene de forma sostenible. Cuando el caucho natural procede de bosques no certificados, existe el riesgo de que contribuya a la deforestación y a los abusos de los derechos humanos. La certificación FSC es una herramienta probada para resolver estos problemas. Verifica que las empresas de cada eslabón de la cadena de suministro están comprometidas con el medio ambiente y la mejora de la vida de las personas. El logotipo FSC en los productos que fabrica o vende mostrará al mundo que forma parte de este compromiso.

Los invitamos a conocer más sobre el caucho certificado FSC y sus diferentes aplicaciones en los productos que usamos día a día aquí.

El Bosque de los Otorongos

La selva tropical peruana es una de las principales áreas de bosque natural de Sudamérica. Una gran diversidad de especies de flora y fauna subsisten en los ecosistemas que alberga, la cual ha sido reconocida desde tiempos inmemorables, especialmente en las tradiciones y leyendas indígenas, quienes tienen un lazo muy fuerte con la naturaleza. 

Sin embargo, el bosque ha ido desapareciendo rápidamente en las últimas décadas. Las principales causas de esta situación son la tala indiscriminada impulsada por el tráfico de madera, la extensión de tierras de cultivo, los incendios forestales, la minería ilegal, entre otras. Felizmente, aún existen áreas de bosque en la región oriental de Madre de Dios en las que el manejo forestal, el respeto por las comunidades nativas y la conservación de la biodiversidad conviven en armonía.  

Apostando por la sostenibilidad 

En Madre de Dios hay más de 600,000 hectáreas de bosques certificados por el Forest Stewardship Council (FSC) y más de un tercio de ellas corresponden a Maderacre. La empresa cuenta con alrededor de 220,000 hectáreas de bosques naturales tropicales que son gestionados de acuerdo los estándares de manejo forestal del FSC desde el año 2007. 

“Cuando iniciamos nuestras operaciones, el bosque había tenido poca intervención. Tanto el estado de conservación de la biodiversidad, así como la salud del ecosistema, eran buenos. Si es que nosotros no hubiéramos apostado por la sostenibilidad ni adoptado el sistema de certificación FSC, hoy la realidad sería muy diferente, como en el entorno de nuestra concesión, donde la deforestación continúa avanzando”, nos comentó Nelson Kroll, Gerente Regional de Maderacre. 

Visitamos uno de los campamentos temporales de la empresa, ubicado cerca de la frontera con Brasil. Para llegar allí, fueron necesarias cuatro horas de viaje en una camioneta 4x4 desde la garita de entrada a la concesión en la ciudad de Iñapari. La noche comenzó a caer mientras recorríamos el sinuoso camino afirmado.  

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© FSC / Sebastián Castañeda

La oscuridad fue aprovechada por ciertas especies para trasladarse. Algunos, como una dócil sachavaca (Tapirus terrestris) no se inmutaron con nuestra presencia y nos permitieron bajar del carro y fotografiarlas, mientras que otros, como los tigrillos (Leopardus pardalis) se ocultaron rápidamente en el bosque apenas fueron alumbrados con las luces del vehículo. Se trató de solo una antesala de lo que veríamos durante nuestra visita. 

Lo que pudimos apreciar en esas horas era solo la “punta del árbol”. De acuerdo con los monitoreos de biodiversidad, Maderacre tiene índices de presencia de fauna silvestre muy importantes que evidencian la salud del ecosistema. Especies de aves, mamíferos y reptiles son avistadas diariamente por los trabajadores en la unidad de manejo forestal.  

Los otorongos 

Una de las especies de fauna más representativas de la selva peruana es el jaguar (Panthera onca), el felino más grande del continente. Más conocido como otorongo por los peruanos, es un animal que puede medir casi dos metros y llegar a pesar más de 120 kilogramos. Su pelaje pardo-amarillo está cubierto de manchas con forma de rosas que le permiten camuflarse entre la densa vegetación del bosque, tanto para cazar como para protegerse. 

En Perú, la población de jaguares ha disminuido a 22.000 individuos, y en toda su área de distribución la especie ha perdido el 50% de su hábitat. Por ello, ahora se encuentra categorizada como una especie casi amenazada en la lista roja de la Unión internacional para la conservación de la naturaleza (UICN). Cada vez viven en zonas más alejadas para evitar estar en contacto con los humanos. 

Sin embargo, en Maderacre varios ejemplares son registrados constantemente por las cámaras trampa instaladas en zonas estratégicas de la unidad de manejo forestal y es común encontrar sus huellas y muestras de ADN residual en los caminos que atraviesan el bosque. 

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© San Diego Wildlife Alliance

Según las estimaciones realizadas por la Alianza de vida silvestre del Zoológico de San Diego (EE.UU.), con quienes Maderacre ha firmado un convenio para realizar monitoreos de biodiversidad, estos bosques tienen una de las mayores densidades poblacionales de jaguares del mundo. 

“Una vez, cuando hacíamos una caminata para trasladarnos de un campamento a otro, logramos ver a un grupo de veinte sajinos corriendo y haciendo un tremendo alboroto porque detrás de ellos venía un jaguar. Toda la escena se dio sin que los animales se dieran cuenta de que nosotros estábamos presentes por el frenesí del momento”, señaló Nelson Kroll. 

Varios colaboradores del equipo de Maderacre han tenido encuentros similares, algunos de ellos muy cerca de los campamentos. Nosotros también vimos diversas huellas de los otorongos en los caminos y trochas dentro de la concesión, evidencia de que los felinos se trasladan con total libertad a través de la unidad de manejo forestal.  

Un ecosistema saludable 

Además de los jaguares, trigrillos y sachavacas, las huanganas (Tayassu pecari), maquisapas (Ateles chamek), monos negros (Sapajus apella macrocephalus), venados colorados (Mazama americana), guacamayos rojos (Ara chloropterus) y tucanes (Ramphastos cuvier), son parte de las más de 50 especies registradas en la unidad de manejo forestal. 

Durante nuestra visita, el camarógrafo no podía distraerse en ningún momento, puesto que los animales iban apareciendo de la nada (y queríamos grabar a todos), curiosos de ver quiénes eran esos visitantes que se internaban en su territorio. Algunos, como los monos, se quedaban en los árboles al vernos llegar y, tras unos minutos, continuaban su camino en busca de otras fuentes de alimento.  

Había un pequeño mono que pudimos divisar con mayor facilidad. Subía y bajaba ágilmente del tronco de una palmera. “Está buscando huevos para comer” nos dijo uno de los colaboradores de Maderacre, luego de percatarse que el monito metía sus manos en un hueco de la corteza. Al parecer no encontró lo que quería y, tras un espectáculo de destreza y equilibrio, buscó refugio en un árbol de mayor altura y frondosidad.   

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© FSC / Sebastián Castañeda

“Miren, ahí están los tucanes”, exclamó Luis Ñaña, jefe de Manejo Forestal de Maderacre. Todos levantamos la mirada y pudimos ver a una bandada que volaba entre los árboles. Se posaron por algunos minutos en uno de ellos, mostrando sus grandes picos y llamativos plumajes que resaltan con la luz del sol.  

Una gran variedad de especies de diversos tamaños fue llenando de colores el bosque con el transcurrir de la jornada. A veces, se les escuchaba un poco más lejos y teníamos que adentrarnos en el bosque para encontrarlas en las alturas. Incluso debíamos esperar por varios minutos hasta que las hojas no las tapen para fotografiarlas. 

“Constantemente monitoreamos la biodiversidad en alianza con diferentes instituciones de nivel global como WWF, el Zoológico de San Diego, la Sociedad Zoológica de Frankfurt, y con el Servicio nacional de áreas naturales protegidas por el Estado (Sernanp) del Perú, para conocer la salud del ecosistema”, señala Nelson Kroll. Este impacto positivo fue verificado en el 2016, lo que les permitió obtener la declaración de servicios ecosistémicos del FSC de protección de la biodiversidad. 

Estuvimos muy atentos al cruzar los ríos que están dentro de la concesión forestal en busca de más fauna. Fue así como encontramos un caimán (Caiman crocodilus) reposando en la orilla, aprovechando al máximo el resplandor del mediodía para calentarse. Una noche también nos topamos con otros ejemplares más pequeños cuando volvíamos al campamento. No fue fácil identificarlos en la oscuridad. Al principio parecía que se trataba de unas ramas flotando, pero luego el reflejo de la luz en sus ojos nos confirmó que era mejor no acercarnos demasiado.  

Pero, sin lugar a duda, uno de los lugares más especiales de este bosque es la collpa de guacamayos. Fue descubierta hace unos años durante las acciones de monitoreo. Algo que llama mucho la atención es que cada especie tiene un horario para alimentarse de la arcilla de la collpa. Los primeros comensales son los pericos a las 4:30 a.m. los cuales luego son relevados por los guacamayos, alrededor de las 6:00 a.m. y después es el turno de los primates.  

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© FSC / Sebastián Castañeda

Nosotros también tuvimos la oportunidad de visitarla. Un colaborador de Maderacre nos guio hasta el lugar utilizando un sistema de GPS y un machete para abrir camino, pues la vegetación era bastante densa. Finalmente, alcanzamos la pequeña quebrada de la que tanto habíamos escuchado. Nos tuvimos que camuflar en la orilla del frente utilizando unas ramas que estaban a disposición y aguardar pacientemente a que las aves no se percaten de nuestra presencia. 

Los guacamayos, tras más de una hora de no percibir movimientos sospechosos, se atrevieron a bajar de las copas de los árboles para alimentarse. Fue un espectáculo maravilloso. Eran tantas que parecía que la collpa había sido cubierta por una cortina roja y azul. Y, en caso no pudieras verla, el sonido de la bandada era gratamente ensordecedor. Por varios minutos disfrutaron de ese buffet todo incluido de arcilla, siempre alertas, pero solo de sus depredadores naturales. 

Tras la partida de la bandada, bajamos al riachuelo y encontramos varias huellas de sachavacas y otras especies, incluidos los jaguares. Las mariposas también se hicieron presentes para alimentarse de las sales minerales de los residuos dejados por los mamíferos, completando el círculo virtuoso. Siguiendo los estándares del FSC, la zona está debidamente señalizada para evitar cualquier actividad que pueda afectar a la fauna. 

Manejo forestal responsable 

Las 220,000 hectáreas de Maderacre están distribuidas en 20 parcelas de corte. El área es tan grande que abarca cuatro cuencas de ríos y dos distritos. Pero anualmente solo se aprovecha una parcela de la que se extrae un árbol por hectárea en promedio.  

Para ello identifican primero los altos valores de conservación que están presentes en la unidad y los árboles maderables. Esa información es incorporada al sistema de manejo forestal para evitar o mitigar el impacto de las operaciones sobre esos espacios de bosque y los ecosistemas que están dentro de ellos.  

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© FSC / Sebastián Castañeda

Asimismo, definen variables silviculturales para que el aprovechamiento de las especies maderables se dé de una manera sostenible: diámetros mínimos de corta, intensidades de cosecha, porcentajes de semillero que permitan a las especies subsistir y continuar cumpliendo los roles ecológicos que tienen en el ecosistema, entre otros. 

Hay diámetros mínimos determinados por la legislación peruana. Sin embargo, la empresa utiliza parámetros más estrictos. Por ejemplo, en el caso del Shihuahuaco, mientras que la ley permite la corta al alcanzar los 51 centímetros, Maderacre lo hace a partir de los 75 centímetros, dejando en los bosques una gran cantidad de remanentes y árboles semilleros.  

Tampoco se aprovechan todas las especies maderables al mismo tiempo. De las más de 25 especies se seleccionan cuatro o cinco cada año. Por ejemplo, el año pasado, la empresa aprovechó la parcela número 19 de una superficie de 10.000 hectáreas, de donde se extrajo solamente: Shihuahuaco, Chihuahua, Ana Caspi y Azúcar huayo. 

Durante las labores de aprovechamiento se enmarcan las áreas de altos valores de conservación para evitar su afectación. Y, si en el transcurso de las operaciones se encuentran árboles con aves anidando, bañaderas, collpas (como la de los guacamayos) o cochas, las señalizan inmediatamente y son excluidas. 

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© FSC / Sebastián Castañeda

 “Maderacre tiene una visión muy distinta en comparación con otras empresas forestales. Si bien es cierto que nos dedicamos al aprovechamiento forestal, también vemos a los servicios ecosistémicos como una fuente principal del bosque y los cuidamos para que sea sostenible. Trabajar en una empresa certificada por FSC es tener otro nivel de conocimiento”, cuenta orgulloso Luis Ñaña. 

“Las operaciones certificadas con el FSC vienen generando información y corroborando que es uno de los mejores mecanismos o sistemas para el manejo forestal. Contribuye a garantizar la conservación de los bosques y todo lo que ellos representan. También nos ha permitido posicionarnos en mercados que valoran este esfuerzo. Pero, creo que lo más importante ha sido permitirnos comunicar mejor la forma como nosotros venimos trabajando”, sentenció Nelson Kroll. 

En un país donde la tala ilegal y la deforestación son una amenaza constante, Maderacre es un ejemplo de que es posible hacer silvicultura ambientalmente apropiada, socialmente beneficiosa y económicamente viable. Una muestra de que cuando hay voluntad y compromiso, se pueden lograr grandes cosas. 

* Nota tomada de fsc.org

Los Sonidos de la Selva Misionera

La provincia de Misiones, ubicada al noreste de Argentina, es una zona privilegiada por la naturaleza. Aquí se encuentra la selva misionera o paranaense que forma parte de la ecorregión denominada “Bosque Atlántico”, la cual se extiende desde la Serra do Mar (Brasil) hasta el Este (Paraguay).

La ecorregión está caracterizada por tener una gran variedad de árboles, plantas y orquídeas, las cuales han prosperado a lo largo de los siglos. Las lluvias son constantes todo el año, lo que ayuda a mantener la humedad, así como los diversos ríos y arroyos que atraviesan el bosque de tierra colorada y antigua. Estas condiciones también han sido favorables para el desarrollo de la fauna silvestre, que hizo de esta selva su hogar.

La fuerte presión ejercida sobre sus recursos naturales llevó a la devastación de más del 90 por ciento del Bosque Atlántico que era de 1,5 millones de km2. Argentina, el país con menor representación original de esta ecorregión, es el que ahora posee proporcionalmente la mayor superficie. Esta se desarrolla exclusivamente en la provincia de Misiones, la cual cuenta con casi el 50 por ciento de la superficie original que existía antes de la colonización.

Actualmente los bosques de misiones continúan amenazados por similares motivos a los del pasado, entre ellos el desmonte para el avance de la agricultura, la extracción ilegal e indiscriminada de madera y la cacería, todo lo cual afecta considerablemente el delicado balance del ecosistema, poniendo en grave riesgo este no contar con esos recursos en el futuro© FSC / Emilio White

Los bosques de Arauco

Arauco es la principal empresa forestal de la provincia de Misiones. Cuentan con más de 218,000 hectáreas certificadas por el Forest Stewardship Council (FSC) desde el año 2015. Éstas están divididas en iguales proporciones entre bosque nativo (conformada por grandes bloques de conservación y áreas de conectividad) y productivo (plantaciones forestales de pino y eucalipto), las cuales son gestionadas de acuerdo con el estándar de manejo forestal del FSC.

“Las áreas de conservación de Arauco están integradas al patrimonio o al paisaje. Ese es el concepto que nosotros tenemos en cuanto al manejo forestal. Los lagos y las plantaciones forestales se encuentran interconectadas y separadas a su vez por fajas de bosque nativo utilizadas por la fauna entre un bloque y otro. Nosotros coordinamos todas las actividades de investigación y de monitoreo de flora y fauna y estudiamos permanentemente el impacto de las operaciones en el resto de las áreas de conservación”, nos señala Pablo Cortez, Jefe del Área de Medioambiente y Comunidades de Arauco.

“La contribución a la conservación de la biodiversidad de las empresas certificadas es muy significativa porque permite la existencia de áreas naturales en muy buen estado de conservación. En el caso particular de Arauco, ellos conservan casi la mitad de su patrimonio en la provincia de Misiones, ayudando a mantener los bosques nativos para las futuras generaciones”, comenta Esteban Carabelli, Director de FSC Argentina.

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© FSC / Emilio White

La ubicación estratégica de las áreas de bosque nativo de Arauco en el norte de la provincia de Misiones contribuye a la conservación de grandes mamíferos y otras especies de importancia. Un caso particular es el de la reserva San Jorge, (16.500 hectáreas que guardan selva paranaense con altos grados de conservación y biodiversidad que se encuentra entre el Parque Nacional Iguazú y el Parque Provincial Urugua-í, ensanchando y enriqueciendo así un corredor de biodiversidad muy importante para especies con alta demanda de territorio y una de las áreas de conservación más importantes de la Argentina.

“La certificación de manejo forestal FSC nos permite demostrar que los bosques bien manejados son aliados de la conservación y a su vez sostener indicadores en distintos ámbitos como el económico, social y ambiental, llevando toda la operación a los más altos estándares”, añadió Pablo Cortez.

Madera rosada y escaleras de mono

Tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano el esfuerzo de Arauco para contribuir a la preservación de la biodiversidad en la Reserva San Jorge. Lo primero que nos llamó mucho la atención fue un árbol majestuoso que destacaba entre los demás por su altura y hermosa copa. Al pie de este encontramos una rama que había caído por efectos naturales, y su madera era de color rosado intenso, casi como si se tratara de un filete fresco de salmón.

“Este es un palo rosa o perobá rosa, (Aspidosperma polyneuron), declarado monumento natural de la provincia de Misiones, está prohibida su extracción y comercialización. Los ejemplares llegan a los 30-40 metros de altura y 1,60 metros de diámetro, hay algunos árboles de más de 400 años, nos comenta Emilio White, fotógrafo profesional que ha recorrido esta selva como ningún otro.

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© FSC / Emilio White

Alrededor del palo rosa también encontramos varias palmeras que eran nada menos que los famosos palmitos (Euterpe edulis) otra especie endémica. Parecía una familia, el árbol grande (palo rosa) y unos pequeños que lo acompañaban. Del cogollo o capitel del tallo superior del palmito, es utilizado para la preparación de platos culinarios, lo que ha llevado a una sobrexplotación en la región.

El palmito es una especie que alcanza los 18 metros de altura y fructifica entre mayo y septiembre, justo cuando otros escasean, convirtiéndose en una fuente de alimento vital para la fauna de la zona. Cada ejemplar puede llegar a producir entre 1,500 y 4,800 frutos anualmente, lo que atrae a muchas aves como el loro maitaca (Pionus maximiliani), la yacutinga (Pipile jacutinga), asarí chico (Seledidera maculirostris) y mamíferos, así como a sus depredadores.

Entre la densa vegetación del bosque nos llamó la atención unas lianas sumamente anchas y no muy gruesas que conectaban algunos árboles como sinuosas carreteras aéreas. Se trataba de las llamadas “escaleras de mono” (Bauhinia sp.). En este caso se trataba de un isipó que se afirmó en el suelo hace cientos de años y luego fue ascendiendo lentamente hasta dominar al tronco que le permitió ascender en búsqueda de mayor luz solar.

Al observar detenidamente el suelo era evidente que varios animales habían venido a alimentarse. Encontramos huellas de pecaríes (Tayassu tajacu) y coatís (Nasua nasua) así como sus excreciones, las cuales contribuyen a distribuir las semillas del palmito. Y, cuando estábamos a punto de retomar nuestro recorrido, escuchamos que las ramas de los árboles contiguos se movían fuertemente. Una tropa de monos capuchinos (Cebus apella) arribó para comer. Fue todo un espectáculo verlos balancearse hasta llegar a los frutos y luego continuar su camino.

Aves danzantes y casas de hechiceros

Mientras más nos adentrábamos en la selva misionera, mayor era nuestro asombro por su biodiversidad. Nos encontramos con unos enormes árboles cuyo tronco era hueco, como si un ejército de termitas lo hubieran carcomido. Tal era su tamaño, que daba la impresión de ser la casa de un hechicero o un portal mágico hacia otra dimensión. Uno de ellos tenía rastros de ser utilizado como guarida por un animal terrestre.

Unos metros más adelante Emilio nos hace detener de pronto “Hay unos bailarines azules (Chiroxiphia caudata) en esa rama”, nos dice en voz baja. Y así, sin planearlo, fuimos testigos de una maravilla de la naturaleza: la danza de cortejo de estas aves endémicas del bosque atlántico.

Los bailarines (machos), con su plumaje de colores azul, negro y rojo, nos demostraron toda su agilidad, ritmo y talento, mientras danzaban y batían sus alas para impresionar a una hembra de su especie (plumaje verde). Asimismo, en otro momento vimos al bailarín naranja (Pipra fasciicauda). Los cálidos colores de su plumaje son un destello hermoso para los ojos. Al igual que los bailarines azules, éstos también son hábiles artistas de la danza, siempre con fines amorosos.

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© FSC / Emilio White​​​​

También nos topamos con unos helechos que se elevaban varios metros sobre el suelo. Se trataba de los helechos arborescentes (Cyathea atrovirens) que parecían parte de la escenografía de una película de dinosaurios. Llegan a medir hasta 5 metros de altura y su tronco de 15 centímetros está cubierto de espinas como mecanismo de defensa. Sus hojas bipinadas y triangulares alcanzan los 2 metros de longitud.

Cuando nos habíamos adentrado bastante más en el bosque, tuvimos la oportunidad de observar y escuchar el trinar de otras especies de aves como al chiripepé cabeza verde (Pyrrhura frontalis), al tucán grande (Ramphastos toco), la pava yacupo-í (Penelope superciliaris), así como al picaflor crestudo (Stephanoxis lalandi) y al tucán de pico verde (Ramphastos dicolorus), éstas últimas endémicas de la región. Un lugar de ensueño para cualquier ornitólogo.  

“Actualmente, cualquier colaborador de la compañía puede ingresar el reporte de la especie que vio, así como la hora y el lugar exacto. Esa información se suma a la base de datos donde tenemos registrados los monitoreos propios y los investigadores que trabajan en nuestros bosques”, señala Pablo Cortez.

Finalmente, oímos como unos silbidos desde lo profundo de la selva. Emilio White nos advirtió que se trataba del canto del Yasiyateré Chico (Dromococcyx pavoninus) un ave que está íntimamente relacionada con la mitología guaraní. Cuenta la leyenda que existe un duende del mismo nombre que atrae a los niños durante la hora de la siesta, que es el momento en que sus padres están descansando y ellos se escapan a jugar al monte. El duende usa su silbato, que emite un sonido muy parecido al de esta especie de ave para llevarlos cada vez más lejos hasta que se extravían en el bosque.

El rugido del yaguareté

El jaguar, conocido localmente como yaguareté, es el mayor felino del continente americano; desplazado en la mayor parte de la Argentina, todavía está presente en el norte de la provincia de Misiones. La principal amenaza contra ellos es la desaparición de su hábitat y la caza furtiva. Sin embargo, en los bosques de conservación de Arauco certificados por FSC, han encontrado un área donde se encuentran protegidos, lo que ha contribuido a que la especie prospere.

Esta mejora ha sido registrada por los especialistas del Proyecto Yaguareté, quienes vienen estudiando el estado de la población de la especie en Misiones desde hace veinte años. “Diversas zonas de los bosques de Arauco están ubicados en sitios estratégicos. Eso contribuye a que mantengan una población de jaguares bastante significativa para la conservación de la especie. Es uno de los pocos lugares donde ya sabemos que se ha ido recuperando”, comenta Agustín Paviolo, Coordinador del proyecto Yaguareté.

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© FSC / Emilio White​​​​

“Los monitoreos de fauna demuestran que las poblaciones vienen incrementándose. En el caso del yaguareté, se creía que había 30 individuos en toda la provincia a comienzos del año 2000 y hoy se estima que estamos en torno a 100 ejemplares”, añade Pablo Cortez. Cabe destacar que la empresa apoya el trabajo del proyecto Yaguareté y utiliza la información científica recabada en las actividades de manejo forestal que realiza.

Alrededor del mediodía, en uno los recorridos, divisamos una percha multicolor a un costado del camino. Las mariposas nos estaban indicando que había una excreta fresca de la que se estaban alimentando para subsistir. Al analizarla con mayor detalle, correspondía a un jaguar. Decidimos continuar sin hacer mucho ruido y, a unos 100 metros hallamos unos fragmentos de hueso que el animal no había podido digerir y prefirió eliminarlo como hacen los gatos con las bolas de pelusa.

Y, al darnos vuelta, vimos las marcas de las garras del jaguar en un tronco seco que daba paso a un corredor de fauna silvestre. Era como si un afilador de navajas hubiese estado probando el filo de las cuchillas en reiteradas ocasiones. Algunos surcos eran profundos, otros un poco más superficiales, pero todos realizados con firmeza. El yaguareté macho había marcado su territorio, quería que todos supieran que se encontraba por ahí, al acecho, esperando que baje el sol para cazar.

Cuando empezaba a descender la temperatura y seguíamos transitando por la reserva, nos sorprendió un rugido ronco a pocos metros de nosotros. “Ese es un yaguareté”, nos dijo Emilio sorprendido. “Está muy, muy cerca, escondido entre la vegetación”, añadieron los guardaparques de Arauco que nos acompañaban. Nos quedamos todos en silencio, aguardando… y lo volvimos a oír, pero ahora un poco más lejos. Al parecer, esta vez prefirió seguir otro camino y no transitar por el nuestro.

Ya a nuestra salida del bosque, imaginando que habíamos visto todas sus maravillas, tuvimos que frenar la camioneta para apreciar las huellas frescas de un jaguar hembra y sus crías, las cuales quedaron registradas en el barro del camino entre los árboles. Sin lugar a duda, un cierre con broche de oro para esta visita a la selva misionera una confirmación de que el manejo responsable de los bosques bajo los estándares del FSC contribuye a la conservación de la biodiversidad.

 

* Nota tomada de fsc.org